martes, 3 de mayo de 2011

Poema de Gaspar Ruiz.

En Berdcizen se reprodujo una tinta,
que más tarde se plasmó en los océanos,
para ser un mercader de sus sueños
y desarrollar un universo imaginario.

Lápiz, papel y mar fueron sus instrumentos,
los instrumentos necesarios para escribir en el mundo entero,
desde Gran Bretaña, Australia y el Occidente
hasta en el Océano Indico escribió su trayecto.

Tengo la duda de que papel desempeñabas mejor,
que si el papel de un corsario o el de un escritor,
pero tengo conocimientos que ambos los hacías bien,
lastima que moriste, Joseph Conrad, 67 años después.

lunes, 2 de mayo de 2011

Otros 5 poemas.

Cayena.

La vida suele ser injusta,
Me dijo una tarde una cayena,
Nadie ni la veía ni la tocaba
Porque en el jardín había una azucena.

No es justo que todos te rechacen
Y que nadie te sepa valorar,
las cayenas necesitan que de ellas cuidasen
para que su belleza pueda aumentar.

También me dijo que a veces sentía envidia,
Y que de la azucena quería salir,
Que para ella eran todas las atenciones y caricias
Y que la situación ya no podía seguir así.

La azucena era el cáncer de las flores,
Asesina de un amor verdadero,
La cayena se enamoró de uno de los girasoles
Y este la rechazo porque su polen tenía dueño.

Esa conversación fue hace una semana
Y ayer volví a pasar por el jardín,
La cayena había roto una de sus ramas
Porque como quiera de amor iba a morir.

Temores.

Nunca podre imaginar cuando te alejaras de mí
el día en que te marches y te alejes de mí,
te vayas muy lejos sin dejar una pista
y yo salga a buscarte a un callejón sin salida.

Ese día en el que solo viva de tu recuerdo
que me quede buscando en la cortina tus besos,
que me vuelva paranoica hablando con tus cosas
esas que dejaras cuando tus huellas no se marquen en la alfombra.

Ojala y ese día nunca muestre ni tan solo su sombra,
porque sería un día horrible, oscuro, lleno de tinieblas,
pensar en que te iras y quizás nunca vuelvas
me hace sentarme a llorar
y en el llanto mis penas desahogar.

Dicen que soy.

Dicen de mi… dicen de mí que soy la chica más ofrecida de la tierra.
Que soy altanera, prepotente, comparona y que privo en comer mierda.
Que una que otras veces se me sale una personalidad de fresa
y que me gusta recalcarle en la cara a todo el mundo mis posesiones y destrezas.

Me critican hasta el aire mal respirado que respiro,
inventan y hablan barrabasadas de mí, “que me bese con fulanito”.
Que soy inmadura, enojona, loca, hasta a veces que soy barrial,
y que quiero quitarle el novio a una fresa, que es un tanto alza’.

Dicen tantas cosas de mí, pero que me critiquen pues porque sí.
Mas sin embargo, que tengan claro que me vale madre lo que piensen, porque a mi ninguno de ellos me mantiene.

Yo, Gregor Samsa.

Yo, Escaradex, soy uno de los insectos más felices,
soy un escarabajo
y me pusieron el nombre por mis raíces:
Escara- Escarabajo, Dex-Haiidee.

Puedo andar libre donde quiera,
donde nadie me maneja.
Brinco, bailo y también salto una mini cuerda,
y lo más divertido de todo es que nadie se da cuenta.

Ninguna persona me lleva la vida,
haciendo así que mí felicidad sea infinita,
por eso me gusta ser un insecto con insensatez,
y este poema lo escribí yo, Escaradex.

Aparentemente opuestos.

Cuando llegaste a mi vida,
la cambiaste, la llenaste de amor y alegria.
Le otorgue el mismo color a la alegria y el dolor.

Todo parecía igual y a la vez tan distinto,
es que no se si fue suerte o cuestiones del destino.

Te fuiste, te esparciste en el viento como cenizas,
y ahora vivo sin vivir algo a lo que se le llama vida.
Vivo porque respiro sin respirar,
ando deambulando por las calles sin saber cómo caminar,
vivo porque no tengo un acta de defunción,
pero muero porque lloro y me rio sin ninguna emoción.

Es difícil en esta situación saber que está bien,
porque nada es más complicado que hacer y no hacer a la vez.

Vivo muerta y muero en vida,
es muy complicado vivir si del rostro se pierde la sonrisa.

5 poemas..

La mecedora.


Me levanto en la mañana
y te veo allí sentada,
balanceándote de adelante hacia atrás,
algunas veces movida, otras veces estatica.

El viento juega con tu corto pelo negro,
sin contar que tu burlas a tus sueños.

Dices que te gusta tu mecedora,
porque esta hecha perfectamente para ti,
sentada en ella ves maravillosamente la aurora
y aunque sea madera es tan bella como el marfil.

Tu amada mecedora ha definido tu personalidad,
y el dia en que te vayas, la miraré, la miraré y romperé a llorar.


Allí donde mas.



Allí, en aquel lugar oscuro,
oculto en un rincón de la noche,
en donde las estrellas brillaban
con un amarillo diferente al de antes.
En ese pequeño fragmento de oscuridad,
ocurrió aquello que tanto quería ver pasar.
Llegaste, me miraste, me tocaste, me besaste,
te concentraste tanto en mi que te olvidaste del lugar.
Y ella llegó, nos miró y muchísimo se enojó,
por un ligero espacio entre nosotros vi como lloró,
lloro mucho, demasiado,
pero nunca es demasiado para lo que por ella yo he pasado.
mas sin embargo, se me estremeció el corazón,
y aunque quería parar nuestros besos, nos encendimos de pasión,
perdí el sentido y no se como reaccionó,
solo se que no vio buenas escenas para ayudar en su relación.


Eres importante para mi.



Si pudiera decirte lo importante que eres para mi,
no estuviera escribiendo inútilmente este poema,
pero aunque suene absurdo no puedo depender de ti
porque quizás te tengo y después te pierda, o ya te perdi.

Si algún dia lees esto, conociéndote como te conozco,
no te enojaras, ni me abrazaras,
te quedaras igualito, solo viéndome sonrojar.
Pero es que eres como mi celular,
que sabes lo importante que eres
pero no haces nada para que eso pueda cambiar.
Eso duele, duele tanto como no creer en Dios,
lastima que suelo conformarme con una traición
y saberte mio en el piso 3, en la primera habitación.


Primavera y sus flores.


Primavera, primavera, dulce primavera.
¿Porque has tardado tanto?
He durado nueve meses esperando
a que llegues como si fueras luna nueva.

Ese hermoso mes de abril,
me ha dejado óptimos recuerdos,
cuando aquel día decidí salir
y viví el más hermoso de los momentos.

De ahí en adelante no dejo de esperar a que vuelvas
para volver a reencarnarme en aquella unión,
volver a esa playa y sentarme en la arena
y ver al mar azul unirse con el opaco sol.


Un día nublado.



El día empieza,
El sol no sale,
Las tinieblas se presentan,
Las nubes son fugaces.

Nada se ve claro,
Todo resulta oscuro,
El recuerdo de ese llanto,
Resulta un tanto confuso.

La calle se siente pesada,
La gente corre sin lugar,
Gentes de sombrillas armadas
Surge el dilema de llorar o no llorar.

Frágiles lágrimas brotan de si,
Todo se esconde, tierra vacía
Así termina todo, humanidad infeliz
Y sigue nublado como comenzó el día.

Ensayo de Gaspar Ruiz.

                             Gaspar Ruiz: El amor vestido de muerte.


Por: Haydee De Los Santos 4


Para dar inicio, los seres humanos tendemos a pasar y superar una que otras etapas que por cuestión de la naturaleza o de un Dios superior están dispuestas en nuestras vidas.
¿Qué pasa?  En la mayoría de las ocasiones nos gusta tanto un determinado momento de nuestras vidas que hacemos hasta aquello que consideramos imposible, solo para congelar el tiempo y que ese momento nunca termine. Pero, desgraciadamente no todas las cosas nos salen a pedir de boca, ni mucho menos somos los dueños del universo como para hacer que todo se haga exactamente cuando, donde y como queremos. Y justamente en esta parte es donde radica el mayor problema de la humanidad, ya que estamos hechos con unas ganas inmensas de triunfar, y cuando esto no ocurre entramos en un trance de frustración e incluso llegamos a cometer grandes locuras. Se podría decir que esto mismo pasó con nuestro Gaspar Ruiz, amó a Herminia, pero tuvo que morir para saber que ella le amaba por igual, y lamentablemente quedó siendo un Gaspar Ruiz: amor vestido de muerte.

Gaspar Ruiz, al igual que todos los seres humanos, tenía su prototipo amoroso que uno siempre sueña y siempre busca, aunque nuestro protagonista no lo  demostró desde un principio de la historia, ya que antes de todo el amaba a la guerra. A veces nos enfocamos en un amor atento, servicial, cariñoso, sincero, sensible, pero a la vez fuerte, detallista, expresivo, romántico, en fin, un amor perfecto, y no entendemos que la perfección solo se logra cuando se aprende a convivir con los defectos. El verdadero amor nunca es exacto como lo soñamos, porque si tenemos aquello que tanto anhelamos, en algún determinado momento terminaremos por cansarnos y rechazando aquello que pensábamos que nos haría feliz. Nuestro amor verdadero es aquél que llega y se implanta por sí mismo, con todas sus virtudes y defectos, y que a pesar de aquellos deslices, siempre aceptamos lo bueno y aprendemos a convivir con lo malo tratando de mejorarlo. Esto mismo ocurrió con nuestro héroe Gaspar Ruiz, quien a pesar de que Herminia no fuera la mujer perfecta y tuviera sus defectos, el la hizo a la perfección en su corazón, amándola con su inmensa fuerza, hasta que muriera de tanto amor.

Más sin embargo, no todo es color de rosa ni felicidad en el amor; a veces este sentimiento se torna a un gris oscuro casi negro y nos manifiesta inmensos dolores, casi imposibles de soportar. Las personas suelen decir que el amor es maravilloso, pero si no quieres dedicarle tu vida completa a otra persona, y por ende, llenarte de sufrimientos y de angustias, es mucho mejor que no te enamores. Pero en lo que no hemos caído en cuenta todavía, es de que el amor resulta doloroso cuando comenzamos a esperar mucho de una persona y esta no da lo que esperábamos, esto nos desilusiona y nos hiere en un alto grado. Otro asunto que nos puede causar dolor en una relación amorosa son los famosos celos; cuando hay otra cosa de por medio que interfiere y hace que nos sintamos heridos e incluso muchas veces esto llega a causar que nos traguemos pequeños sentimientos que queremos expresar. Sin duda alguna, creo que el mayor dolor que pudo sentir Gaspar Ruiz en toda su vida fue el hecho de que Herminia, la mujer que él tanto amaba, nunca le dedicó un “te quiero” de su boca, haciéndole así  creer que no le amaba.

Por otro lado, dejando aparte aquellos dolores que no buscamos sentir; los seres humanos, todos y cada uno de nosotros necesitamos de ese alguien que nos ame, de ese amor que perdure hasta la muerte. En ciertas ocasiones, resulta de bastante agrado que una persona este pendiente de uno, se necesita de ese alguien que nos haga sentir especial y que nos llene de alegria aquella existencia que en ocasiones se torna pesada. Se necesita de una persona que siempre este ahí para ayudarnos con la carga del día a día, con quien podamos compartir tristezas y alegrías, una persona que nos permita dar y recibir un bello amor. Pero no solo eso, sino que también necesitamos de ese alguien que nos de fuerzas e inspiración para seguir con la lucha que a diario libramos con la vida, todos necesitamos de amor. Y nuestro Gaspar Ruiz no fue la excepción, porque a pesar de que él era fuerte, él necesitó de un empujoncito de Herminia para poder luchar con esas inmensas ganas de ganar y recuperar lo perdido.

Ya para concluir, no quiero engañar ni venderle un sueño falso a ningún lector, muchas veces sin darnos cuenta corremos con la mala suerte de establecer morada en un amor que nos lleva a la muerte. En ocasiones porque nos causan un dolor muy grande que nos provoca una depresión crónica, o tal vez porque amamos tanto y con tanta fuerza que llegamos a cometer locuras que al final nos llevan al camino de la muerte. De este último punto tenemos como ejemplo a nuestro forzudo soldado rebelde, Gaspar Ruiz, él debía de salvar a su esposa y a su hija y si la única manera de hacerlo era arriesgando su vida, lo haría. Al final consiguió todo aquello que quería, ver a su hija y a su esposa libres y oír de los labios de su mujer un te quiero, pero ese amor, tuvo grandes consecuencias, una de ellas: la muerte.  En fin, el amor es solo cuestión de suerte, unos nos harán felices y otros nos sacarán infinitas lágrimas, unos nos darán vida y otros nos dejarán en el sendero de la muerte, solo nos queda pedirle a Dios que no nos convierta en un Gaspar Ruiz, a quien el amor vistió de muerte.